El cine argentino vivió este sábado una jornada histórica en el Festival de San Sebastián, cuando la película Alanis se llevó tres premios, incluyendo mejor dirección para Anahí Berneri - quien se transformó en la primera mujer galardonada en ese rubro en 65 años de historia del certamen - y Sofía Gala Castiglione, elegida de manera unánime por el jurado como mejor actriz.
Desde el comienzo de su carrera, Anahí Berneri (Un año sin amor, Encarnación, Por tu culpa y Aire libre), ha concebido una filmografía de notable rigurosidad desde lo cinematográfico, y una jugada posición desde lo ideológico. Sus películas nunca se transforman en un ejercicio de regodeo virtuosista. Su cámara registra con una suerte de precisión quirúrgica específicamente lo que le interesa captar, y sus relatos están siempre exentos de subrayados, bajadas de línea y mensajes moralizantes. En un tiempo muy conciso - los films de Berneri jamás superan la hora y media de duración - la directora nos sumerge en historias de las que resulta imposible salir impávidos. Es una autora que interpela, sin dejar caer el peso de la sentencia o la victimización sobre los personajes que traza en la pantalla.
Todas estas características están muy presentes en su flamante Alanis. La historia de una prostituta (visceral actuación de Sofía Gala Castiglione), que tiene un hijo de un año y medio (Dante Della Paolera, hijo de la actriz en la mismísima vida real); y que repentinamente queda sin techo, cuando el departamento en el que vive y trabaja queda clausurado por denuncias de los vecinos.
Estamos aquí, frente a un claro ejemplo en el que realizadora y protagonista ensamblan fuerzas para dar a luz a un relato, que más allá de su cruda impronta realista, esquiva los lugares comunes de los films de explotación sobre temáticas vinculadas a la prostitución. La película tiene más que ver con las opciones que toma una mujer sobre su propio cuerpo, la automatización de un Estado que cumple a rajatabla un protocolo sin tener en cuenta la libre elección de un oficio condenado a la eterna precarización, las crecientes diferencias/tensiones de clase; y por sobre todo, el velo de hipocresía humanista con que se ejecuta un dispositivo dentro de un marco legal e institucional.
La dupla Berneri-Gala conciben una película cuestionadora, en la que hay una fuerte y elocuente carga ideológica, que sobrepasa airosamente los parámetros de la pancarta o el film de denuncia.
Aún en los rincones más lúgubres de Once, Alanis respira, corre, transita la noche, sufre, elige; y le da la teta a un hijo al que siempre estará dispuesta a abrazar. Anahí Berneri ya había demostrado su enorme pericia en la difícil tarea de filmar con niños en Por tu culpa, y ahora, el hecho de que el pequeño Dante sea el verdadero hijo de Sofía Gala Castiglione; le agrega a esta historia un plus que va más allá del verosímil. Alanis es una película de resistencia y trinchera, en un mundo cada vez más cruel. Pero también es una pequeña joya, capaz de captar el amor y la audacia de seres que deciden las coordenadas de su propio andar.
Alanis / Argentina / 2017 / 82 minutos / Apta para mayores de 16 años / Dirección: Anahí Berneri / Con: Sofía Gala Castiglione, Dante Della Paolera, Dana Basso, Silvina Sabater / Se exhibe exclusivamente en Cine Universidad.