En Beirut, cinco mujeres coinciden en un salón de belleza, un microcosmos lleno de colorido y sensualidad en el que varias generaciones se encuentran, hablan y se hacen confidencias. Los hombres, el sexo y la maternidad se sitúan en el centro de sus conversaciones íntimas y liberadas, entre cortes de pelo y depilación con una pasta caramelizada de azúcar, agua y limón.
“Típica chick-flick o ‘película de mujeres’, desde ya que el catálogo de personajes y conflictos de Caramel no difiere demasiado del de Tomates verdes fritos, Mystic Pizza, Amores que nunca se olvidan y millones de productos por el estilo. Lo que sí difiere, lo que hace de la de Labaki una película disfrutable y hasta conmovedora, es el modo –sincero y lleno de tacto– en que la realizadora se acerca a ellos. Labaki no toma a sus personajes como representaciones o condensaciones temáticas, sino como tales.” / Horacio Bernades – Página/12