Dos jóvenes y amigos palestinos, son reclutados para inmolarse en un atentado suicida en Tel Aviv. Con bombas atadas al cuerpo son llevados a la frontera con Israel, pero las cosas no salen como se había planeado y empiezan a surgir imprevistos. Deberán enfrentar su destino fatal y sus convicciones para poder cumplir su última misión.
“Qué es lo que pasa por la cabeza de un hombre-bomba. Qué lo lleva a aceptar su misión, cómo vive sus últimas horas. Qué distancia existe entre la convicción política y el límite ético y cómo se resuelve esa distancia. Esta es la clase de cuestiones a las que Abu-Assad decidió enfrentarse y es también el paquete que, como un explosivo filosófico, político y moral, arroja sobre el espectador.” / Horacio Bernades - Página/12