Estuvieron a punto de protagonizar esta historia -que en principio iba a rodarse en los Estados Unidos- Nicole Kidman, Marion Cotillard, Diane Lane, Sharon Stone y Carice van Houten, pero por suerte ha sido la francesa Isabelle Huppert quien interpretó -en uno de los mejores papeles de su dilatada trayectoria- a Michèle, una de las dos dueñas de un emporio dedicado al diseño de videojuegos en París.
El largometraje número 16 del talentoso realizador de Bajos instintos, El vengador del futuro, RoboCop y El libro negro -basado en la exitosa novela Oh..., de Philippe Djian- arranca con una escena (brutal, como varias otras posteriores) de una violación. Un encapuchado ingresa a la casona de Michèle y la agrede sexualmente dejándole múltiples secuelas.
Luego conoceremos la dinámica laboral (no es precisamente una jefa ni una socia fácil), familiar (tiene un pasado trágico que la condena, una madre con un "novio" joven y un hijo bastante patético que está a punto de ser padre), así como las relaciones con sus vecinos, sus amigos y sus distintos amantes.
Más allá del brillante y multifacético despliegue de Huppert (merecida ganadora del Globo de Oro y del Film Independent Spirit Award, entre muchos otros premios), en los papeles secundarios también se lucen otras figuras del cine francés: desde Anne Consigny hasta Charles Berling, pasando por Laurent Lafitte, Virginie Efira y Christian Berkel.
Elle: Abuso y seducción -que dialoga con los mejores thrillers psicológicos de Alfred Hitchcock, Brian De Palma y Claude Chabrol- es a cada minuto más audaz, inquietante y con un humor tan negro que perturba e incomoda siempre al espectador hasta descolocarlo por completo. No faltarán, por supuesto, aquellas mujeres con una óptica feminista más radical que cuestionarán la mirada del realizador hacia la mujer. La corrección política, se sabe, no es su principal preocupación.
Lo cierto es que la dupla Verhoeven-Huppert se entendió a las mil maravillas. Se percibe una conexión, una precisión, una convicción y sobre todo una complementación entre el director y la actriz que hacen de Elle... una película atrapante, divertida en su perversión y su apuesta por el absurdo que, de todas maneras, jamás deja afuera al espectador. Un regreso a lo grande de este holandés errante y auténtico maestro de la provocación.