Wendy y Lenny son hermanos, adultos, y deben ocuparse de su padre enfermo. La última cosa que los hermanos Savage jamás quisieron hacer fue evocar su espinoso pasado familiar. Después de habérselas ingeniado para liberarse del dominante yugo de su padre, ahora están confinados firmemente en sus complicadas vidas.
“Hacer reír a partir de un drama tremendo como el que cuenta La familia Savage no parece una tarea sencilla, pero Tamara Jenkins lo hace. Y lo hace sin apelar a golpes bajos ni dobles sentidos, ya que el cuidado de una persona mayor, y con demencia senil, no permite ‘hacerse el gracioso’. (…) Comedia con tintes dramáticos o drama con apuntes de comedia, esta película, como buena parte de nuestra vida: calibrar la medida justa para que nada parezca o suene desmedido es la principal virtud de Jenkins. Y elegir a tamaños actores, claro, se merece otro aplauso aparte.” / Pablo O. Scholz – Página/12