La ópera prima de Rudi Rosenberg (ganadora del Premio del Público en el 18 Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente - BAFICI y de la sección Nuevos Directores del 63 Festival de San Sebastián) se concentra en la llegada de “un nuevo” a una escuela secundaria parisina.
Benoit (Réphaël Ghrenassia) es un chico de trece años que acaba de llegar a París desde otra ciudad frencesa, por motivos laborales del padre. Su arribo a la escuela lo ubica en el rol del “nuevo”, una situación bastante conflictiva para todos los adolescentes. Y más aún cuando son tímidos, como en este caso.
Le Nouveau (2015) explora ese microcosmos que es la escuela secundaria, con su escalafón de popularidad y la persistencia ante la necesidad de ser reconocido y ganar amigos. Se trata de una temática que hemos visto una y mil veces en el cine y en la televisión estadounidenses, pero que va ganando ejemplares en otras cinematografías. A diferencia de lo que con frecuencia ocurre con el cine americano, aquí estamos frente a un film que si bien aborda estereotipos (el gordito bonachón y torpe, la chica linda, el rebelde…) lo hace con frescura y sin subrayados, volviendo siempre al novato y mostrando cómo con cada encuentro, con cada mínimo conflicto, en su interior algo se mueve, algo se transforma.
La película de Rosenberg cumple además con otra fórmula para que esta clase de películas funcione: el casting efectivo y la empatía que deben generar los jóvenes actores. Además del formidable trabajo del protagonista, hay un puñado de pequeños talentos (¿será esta película un nuevo semillero de actores?) que entablan un romance con la cámara. No sólo porque se integran con naturalidad y frescura a la puesta en escena, sino porque logran llegar al público gracias a una serie de gags que son el resultado de cada una de sus personalidades y no meros artilugios del guion para sacarnos una risa de tanto en tanto.
Por la película circulan con organicidad un puñado de acontecimientos iniciáticos: la primera decepción amorosa, la elección del delegado del curso, el enfrentamiento a los chicos malos, la primera borrachera, etc. Son como viñetas ya vistas, pero a las que se les puede encontrar una vuelta de tuerca que le aporta singularidad al tratamiento de la historia. Pero más allá de este abordaje, lo que le da a Le Nouveau su mayor encanto es la celebración de la amistad que se va gestando y finalmente se afirma; la decisión del guión de mostrar cómo en el vincularse desde la minoría se pueden construir vínculos sólidos, para crecer acompañados y hacer de la llegada del mundo adulto un lugar más feliz.