“’Hay gente que no cambia nunca’ es una de las reveladoras pintadas que Los edukadores se encargan de recordar. La verdadera enseñanza que dejan estos veinteañeros, y el sentido final del filme, queda en el espectador. Porque sentir empatía por un trío que viola la propiedad ajena, secuestra y amenaza de muerte no es materia sencilla. El final, sorpresivo e igualmente contundente, si vale, reconforta. Subversivo, el filme molestará a los reaccionarios de un extremo y del otro. La actuación de Daniel Brühl, el hijo de Good Bye, Lenin!, como Jan, vale el precio de la entrada.” / Pablo O. Scholz - Clarín
Akelarre: la inquietante joya con la que un mendocino arrasa en Netflix
12 de mayo de 2021