Tanto para fanáticos de la obra del "padre del arte contemporáneo", como para aquellos que pocos saben sobreVincent Van Gogh, Loving Vincent es una película imprescindible. El laborioso film, que llevó cinco años de trabajo y un equipo de 125 pintores al óleo para dar vida a 65.000 fotogramas, nos sumerge en la obra de este genio neerlandés que falleció en extrañas circunstancias a los 37 años Francia.
Por un lado, esta ópera prima dirigida por Dorota Kobiela y Hugh Welchman, cumple con la misión de ilustrar los hitos más importantes del tormentoso artista, quien a contramano del designio familiar comenzó a pintar febrilmente a los 28 años, dejando un legado de cerca de 900 cuadros; aunque tristemente en vida alcanzó a vender sólo una de sus obras. Pero Loving Vincent es mucho más que un catálogo sobre uno de creadores más inspirados de todos los tiempos, es también una joya artesanal realizada con la tradicional técnica de animación stop motion, es decir un meticuloso cuadro a cuadro; y es además un relato narrado en clave de policial apasionante.
Al igual que clásicos como El ciudadano, en Loving Vincent tenemos a un personaje, el hijo del cartero y amigo personal de Van Gogh, que durante años se encargó de despachar su correspondencia, enfrentando el desafío de llevar la última carta que el pintor escribió para su hermano Theo. A partir de allí, su encuentro con diferentes allegados al artista, no hará más que atrapar a este joven devenido en investigador, dentro de un laberinto de testimonios tan inquietantes como contradictorios.
La dupla Kobiela-Welchman logra eludir, a base de un vibrante pulso narrativo, lo que pudo ser un solemene film biográfico, con todas los vicios y pretensiones típicos de los productos saturados de "qualité". En cambio, los realizadores logran combinar la contemplación hipnótica que produce cada fotograma de este notable trabajo, con una intriga tan sostenida como punzante. De esta manera, Loving Vincent sobrepasa el concepto de visita de museo, y le entrega al espectador un viaje intenso, que va más allá de la recreación de las pinturas más legendarias de un artista que no alcanzó a disfrutar su gloria.