Miss Peregrine y los niños peculiares (2016) es sin duda la película que trae al mejor Tim Burtonde vuelta. Si bien nunca se había ido, el aire de nostalgia y estilo personal del director de El joven manos de tijera (Edward Scissorhands, 1990) se reitera aquí con el mismo énfasis de sus mejores films. Otra vez toma sus elementos de siempre pero les da un soplo renovado que solo puede dejar la agradable sensación de que estamos ante una gran película, llena de emoción y suspenso.
Basada en la novela de Ransom Riggs, la historia comienza con el joven Jake Portman (Asa Butterfield) contando su historia de cómo siendo un chico que vive en Florida, tranquilo y con la dificultad de relacionarse con el mundo que lo rodea, cambia su vida al tener que ir a cuidar a su abuelo Abe (Terence Stamp), quién parece sufrir demencia. Sin embargo, un suceso trágico le muestra a Jake que su abuelo ha ocultado un secreto por años. Ese secreto está en Gales adonde Jake viaja con su padre, encontrándose con una bahía tenebrosa y oscura. En ese lugar está el hogar donde su abuelo vivió junto a unos niños peculiares que aún siguen allí. Niños con poderes sobrenaturales y bajo el cuidado de Miss Peregrine (Eva Green), quién los mantiene en un tiempo alejado al real. Pero algo se ha roto en el hogar y sus niños están en peligro ante el acecho del Mr. Barron (Samuel L. Jackson) del cual sólo Jake puede salvarlos.
Sin duda que el tema más fuerte en esta película es la herencia paterna, en este caso, del abuelo con su nieto. No se puede negar que es una idea que siempre gira en los relatos de Tim Burton: el drama que empuja el argumento siempre viene por herencia familiar, por destino manifiesto. En este film, no es la excepción, y aquí como buen narrador Burton construye las historias de los abuelos que van abriendo la imaginación de sus nietos. Hecho que nos recuerda un poco a El Gran Pez (Big Fish, 2003), aunque en este caso las historias sirven a la iniciación de un joven en crecimiento. Un dato interesante para traer la aventura -aunque devenga en fantasía- desde un elemento emocional y muy real como es la existencia de un abuelo y sus recuerdos.
Aquí también vuelve la dicotomía entre un mundo real lleno de oscuridad, y un mundo sobrenatural donde lo grotesco y la carencia de belleza es mostrada precisamente como algo maravilloso y lleno de colores. Pero hay una renovación en la mezcla que va desde el género de terror hasta el videoclip en una escena homenaje a Ray Harryhausen, en que pelean esqueletos contra monstruos alienígenas en un parque de diversiones.
Lo más atractivo son los personajes de los niños peculiares: la diversidad de sus personalidades junto con las extrañezas de cada uno. Finalmente, lo mejor de la película es su manera de tratar la fantasía, las dosis de humor negro y la efervescente imaginación de los libros, haciendo que todo sea una historia sobre historias. Cada personaje relata una historia que a la vez sirve para relatar otra y así ir uniendo los sucesos y por qué no, nuevas historias. El abuelo Abe tiene su relato, lo mismo que Miss Peregrine, los niños y el propio Jake. Una trama de diferentes voces sobre un viaje hacia mundos paralelos llenos de acción y emoción, con un gran reparto que hacen de Miss Peregrine y los niños peculiares una muy buena película.