La historia es conocida por todos. En enero de 2009, el capitán Chesley "Sully"Sullenberger (aquí interpretado por un estoico Tom Hanks), se enfrentó con el desafío más grande en sus cuarenta años de trayectoria como piloto. Ni bien despegó del aeropuerto LaGuardia de Nueva York, una bandada de pájaros destrozó los dos motores del avión, y el experimentado profesional tomó la audaz decisión de aterrizar sobre las heladas aguas del río Hudson. Las 155 almas que tripulaban el vuelo 1549 de US Airways salieron ilesas, y en cuestión de minutos el hombre se transformó en una suerte de estrella nacional.
Con varias décadas de oficio dirigiendo cine, y un contundente número de películas en las que abordó la perspectiva del héroe desde diversos puntos de vista; Clint Eastwood vuelve a mostrar a los 86 años su pulso de enorme artesano del clasicismo. Solo un realizador con pleno conocimiento de las herramientas más nobles del lenguaje cinematográfico, puede sostener durante poco más de hora y media la atención sobre un relato cuyo desenlace fue televisado en todo el mundo. Para llegar a este resultado, el maestro Clint confía en dos pilares fundamentales a la hora de enaltecer una película: un guión sólido con buen pulso rítmico y actuaciones sobrias desprovistas de toda solemnidad.
Más allá del despliegue y precisión que evidencia Eastwood en las escenas del histórico amerizaje, el fuerte de Sully: hazaña en el Hudson está en el proceso de investigación al que fue sometido el capitán junto a su copiloto Jeff Skiles (Aaron Eckhart en un impecable rol de ladero). Tanto la compañía aérea como la aseguradora no quedaron satisfechos con el accionar del devenido héroe americano, para ellos esa proeza significó un avión que fue a dar al lecho del río. Vía demostraciones de simuladores de vuelo, estos supervisores se encargaron de sostener con tenacidad la tesis de que la nave pudo volver a LaGuardia, o bien aterrizar en otro aeropuerto cercano.
El film va tensando las cuerdas sobre un hombre que en pocos días tuvo que poner el pecho frente a cuatro ejes de fuerte tensión: el aterrizaje forzoso, la investigación de procedimiento, el requerimiento mediático y la comunicación telefónica con su angustiada mujer (una siempre eficaz Laura Linney). Lejos de la idea del héroe monolítico, Sully observa la repercusión masiva de su maniobra con cierta perplejidad y tiene dudas, ¿y si la decisión que tomó no fue la correcta?
En tiempos de voracidad pirotécnica, el octogenario realizador ejercita su mirada sobria y elegante sobre una historia que enfrenta las convicciones de un hombre versus la maquinaria de las corporaciones. La desgarradora mirada de Tom Hanks supervisando que no haya quedado ningún pasajero a bordo del avión, cuando se dispone a ser el último en abandonar la nave previo al rescate, funciona como síntesis de una de las constantes del cine de Clint Eastwod: seres frente a circunstancias cruciales que definen sus actos a partir de sus su principios, aún a expensas de confrontar con la fría y deshumanizada letra del protocolo.
Sully / Estados Unidos / 2016 / 96 minutos / Apta para mayores de 13 años / Dirección: Clint Eastwood / Con: Tom Hanks, Aaron Eckhart, Laura Linney, Valerie Mahaffey, Delphi Harrington.